No me importa que me tachen de señora caprichos

Así es mis estimados y amorosos lectores, a continuación leerán algo que quizá ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero en fin luego así pasa cuando suecede.
Resulta que un buen día se me ocurrió aplicar para ingresar como practicante al gran diario de México, sí hombre pues El Universal. El mismo que antaño tenía la fama de ser extremadamente riguroso en el proceso de selección de sus aspirantes. Pues na´todo fue un engaño, la serie de exámenes a la que supuestamente estariamos sometidos jamás sucedieron; el curso pseudointroductorio es la fecha que no ha llegado y las pinchurrientas instalaciones de el M están escabrosas.
Sí, así es ando dolidona, de ardidilla y frustrada. Ahi les va el porqué de mi inestable estado emocional. En primera instancia el editor de la sección de Destinos me colocó en la sección de Estados. Cuando lo supe, dije mmmmm va me parece bien. Pasaron unos cuantos días y nos mandaron llamar dizque con la ilusión de tomar el curso con Gerardo Galarza y demás grandilocuentes del diario. Pues na´, fui y nomás no hubo nada, sólo el primer obstáculo: la disponibilidad de horario.
Las dos chicas que cubrirían la sección de Estados (o sea yo y otra) podían sólo en la mañana. Después sin comunicarse, ambas cambiaron sus horarios para quedar libres en la tarde y poder acudir a las mentadas prácticas en el turno vespertino. Una se quedó, a la otra la reubicarían de sección.
¡Santa cachucha! Pensé cuando escuché decir aquello a la linda Aída (pus sí, ella ni tenía la culpa). A la chica que cambiarían de sección fui yo. Entonces, resulta que hoy fui y me habían colocado en el M. ¿Quién demonios lee el M? Sí claro me podrían decir que es bastante socorrido, pero es obvio, el diario es gratuito.
Total que todo iba más o menos bien hasta que me enteré de las actividades que me tocarían realizar: 1. Llenar la segunda de forros y la tercera de forros, así como la página cinco que es nada más y nada menos que la cartelera de los canales de Televisa y de vez en vez del 11 o 22. En pocas palabras, cortar-pegar, cortar-pegar hasta el infinito y más allá. El horario de trabajo de jueves a domingo de 5 a 10 de la noche.¿Algo más?
Muchos dirán que por algo se empieza, pero lo cierto es que también tengo dignididad jejeje y eso de poner los horoscopos; la foto de una mujer semidesnuda; los crucigramas y la foto chusca no es precisamente de mis puntos fuertes.
Lector, ando dolida y el empacho me va a durar días o bien unas horas. Permanecerá hasta que decida si saco mi credencial para que me descuenten mis nueve pesos por comida o me despido formalmente de esta bonita oportunidad. Lector, una vez más, le recuerdo que ando encaprichada, sollozante y tremendamente sensible. ¡Por favor recomiendeme cual es la mejor opción! ¿Acaso usted se quedaría a manejar veinte mil comandos durante cinco horas?

Snif, snif, snif...